Un serial icónico donde los haya, ya que marca el regreso de los Daleks (y el primer regreso de un enemigo en general), la primera vez que la serie se rodaba fuera de estudio (en pleno Londres) y la primera marcha de un companion, en este caso Susan, la nieta del Doctor. Y la verdad es que se merece su estatus.
Engancha de principio a fin, siendo la primera vez que el espectador ve de verdad a los Daleks como una amenaza planetaria a gran escala, y está lleno de imágenes y momentos memorables. A destacar la escena de la despedida de Susan, con monologo de William Hartnell como el Primer Doctor incluido, que es sin duda una de las mejores y más emotivas escenas de los 50 años de la serie. Imprescindible.